- Recuerdan instauración de la eucaristía , con celebración del Cuerpo y la sangre de Cristo
Tepeaca de Negrete-Con procesión multitudinaria más de mil fieles y celebración eucarística en el ex Convento Franciscano ,este jueves la parroquia de San Francisco de Asís recordó la festividad de Corpus Christi en esta ciudad.
Los festejos alusivos al tradicional Jueves de Corpus iniciaron desde temprano con la exposición del Santísimo, en el ex Convento Franciscano que fue adornado con motivos amarillos y blancos ,además de arreglos florales en esta festividad.
A las seis de la tarde, alrededor de mil fieles de los 17 barrios y colonias de Tepeaca iniciaron la procesión con el Santísimo, que encabezó el párroco Salomón Mora González y el presbitero César Mendoza Toxqui, y que partió del Ex Convento Franciscano con rumbo a la avenida Negrete Oriente, para doblar en la 3 sur y de ahí girar a la 7 Poniente -Oriente , para tomar el boulevard Cuauhtémos sur y emprender el regreso al Ex Convento para la celebración eucarística.
” Esta festividad es un regalo muy grande para los católicos, porque recordamos el amor tan grande de Jesús que nos entregó, en la última cena, su cuerpo y su sangre a través de la eucaristía”, destacó el presbítero José Ricardo Guzmán .
En Puebla, ante cerca de 4 mil fieles , al encabezar la celebración de Corpus Christi, Monseñor Víctor Sánchez Espinosa pidió que se termine la violencia y reine la armonía en la capital poblana
Es importante hacer mención Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.Este día se recuerda en los templos católicos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
De igual modo, la procesión con el Santísimo consiste en hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al Santísimo Sacramento por las calles del centro de la ciudad para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía.
Esta costumbre ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen con la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.