- En tierra de panaderos, floristas y dulceros, el Día de Muertos toda una tradición en barrios de la ciudad
Tepeaca de Negrete.-Llegaron las festividades de Todos Santos y con ellas el inigualable aroma de la flor de cempasúchil abrazado de bíblico incienso , en un aire de misticismo ancestral, que evoca a la memoria paisajes inolvidables e imperecederos de la celebración de Día de Muertos en esta ciudad.
El infatigable y pertinaz repique de campanas de los barrios ancestrales tepeaquenses, en las mágicas noches de lunas indescriptibles de octubre, es el ineludible preludio de las festividades de Todos Santos en esta Ciudad.
En el pasado siglo XX , después de los 50`s, el zócalo tepeaquense era un lugar pletórico de aromas, sabores inconfundibles ,flores recién cortadas y un ambiente de misticismo que hicieron de la festividad de Todos Santos una tradición que sigue viva hasta nuestros días.
En la plaza principal ,en la década de los 70`s y más atrás ,cientos pobladores de diversas comunidades del municipio como San Pablo Actipan , Guadalupe Calderón , Hueyapan , y Acatlan , entre otras ,con chiquihuites , petates y bolsa de harina llegaban a Tepeaca a abastecerse de flores, hojaldras que a toda hora horneaban los panaderos tepeaquenses en los locales del centro, 2 Oriente y portales de la calle Rafael Lara Grajales de la ciudad
En las panaderías con horno de leña , además se elaboraban los tradicionales mamones, pan tradicional de Todos Santos que se elaboraba con huevo batido, harina,azúcar y almidón en cazuelas de barro para logras una textura, sabor y suavidad deseada .
En establecimientos del centro, artesanas de dulce de pepita de calabaza, como la inolvidable Doña Leonor, expendían sus borreguitos, canastitas , calaveras y platanitos elaborados totalmente de pepita para adornar las ofrendas de los tepeaquenses.
En las ofrendas , el cempasúchil, incienso,figuras dulce , fruta, veladoras, agua bendita ,mole, hojaldras, mamones, pulque de San Pedro, dulces de tejocote, leche,y calabaza así cerveza y licor era un tributo a los difuntos. Ademas de las tradicionales tortitas y galletas traídas de los portales de Acatzingo de Hidalgo.
En los panteones en aquel tiempo , el doblar incesante de campanas todo el día , como ahora, era acompañado por el inconfundible aroma del cempasúchil, margaritas,nubes, crisantemos,gladiolas y rosas daban colorido y vestían de manera inigualable a los panteones en los barrios del Santuario,El Divino Salvador, San José , San Sebastián, Santa Cruz Temilco, El Campo,San Miguel, Santa Apolonia, El Calvario , Tlahuiloya y La Santísima Trinidad.Las velas, ceras y veladoras eran el complemento a la memoria de aquellos que se nos adelantaron
En aquellos días los molinos de la ciudad , como en el tiempo actual, se abarrotaban porque muchas familias molían su nixtamal para la elaboración de los tamales y tortillas elaboradas a mano que iban a servirse en las mesas de los hogares tepeaquense en un entorno totalmente familiar después de visitar los panteones.
El dos de noviembre , El mole , arroz rojo y la sopa de verdura aguada acompañada de los dulces tradicionales de leche, tejocote y calabaza era lo que debutaban los tepeaquenses en en el siglo pasado y aun en el presente tiempo.