El repunte de inseguridad que golpea a la ancestral Tepeaca

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Tepeaca, la heroica e histórica ciudad, conocida por su herencia franciscana y sus fiestas patronales del Niño doctor y San Francisco que llenas sus calles de colorido en esas fechas , sufre a causa de la inseguridad en el presente 2025. Mientras el resto del país debate sobre tendencias macro en seguridad, aquí, en el municipio , la delincuencia del fuero común se ha convertido en un lastre cotidiano que asfixia a familias, comerciantes y transeúntes. No es casualidad que la Secretaría de Seguridad Pública estatal lo haya catalogado como una “demarcación de atención prioritaria” por su índice de criminalidad.

Y con razón: los datos del primer cuatrimestre del año pintan un panorama alarmante, con un incremento del 17.6% en denuncias totales, pasando de 267 en 2024 a 314 en 2025 de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica(SESNSP)

Es esto el precio de la inacción estatal federación , o un síntoma de males más profundos como el robo de combustible que sigue royendo las venas de la región? . Actualmente los delitos que más duelen en Tepeaca son –robo de vehículos, robo a casas, robo a transeúntes, homicidios, secuestros, violencia familiar y lesiones– y reflexionamos sobre por qué Tepeaca no puede seguir fingiendo que todo está bien.

Empecemos por los robos, el cáncer silencioso que devora la tranquilidad diaria. El robo en todas sus modalidades se coronó como el rey de las denuncias en el primer cuatrimestre con 127 casos reportados de acuerdo a denuncias presentadas , un salto del 23 por ciento en compararacion con los 23 reportados el año pasado.

El robo de vehículos escaló a 48 denuncias solo en enero-marzo, 17 más que en 2024, dejando a dueños de taxis y familias humildes sin su principal medio de sustento.

Imagínemos a un padre de familia que ahorra años para comprar un vehículo compacto usado, solo para verlo desparecer en la noche, rumbo a los desmanteladeros clandestinos de la región . El robo a casas habitación y a transeúntes tampoco se queda atrás; ambos figuran entre los más cometidos, alimentando un miedo que cierra puertas y vacía las calles después del atardecer.

En una ciudad antigua de más de 500 años de historia , donde la economía gira en torno al comercio local y la agricultura, estos hurtos no son solo números: son quiebras emocionales y financieras que perpetúan la pobreza.

Pero si los robos son el pulso acelerado de la inseguridad, los homicidios y lesiones son el latido mortal. Aunque Puebla estatal reporta una baja general del 3.6% en homicidios dolosos (265 casos de enero a abril frente a 275 en 2024) en Tepeaca la tendencia local no pinta tan alentadora. Datos del SESNSP muestran incrementos en lesiones dolosas, que subieron de 40 a 69 indagatorias en periodos comparables de años previos, un patrón que se repite en 2025 con énfasis en la violencia callejera.

Y los secuestros, ese terror que paraliza comunidades enteras, aunque bajos en cifras absolutas (ningún reporte masivo en los primeros meses), acechan en el imaginario colectivo, vinculados al crimen organizado que opera en las periferias. En un municipio marcado por el robo de combustible –segundo a nivel nacional en tomas clandestinas , es ingenuo pensar que los secuestros o extorsiones no escalen si no se ataca la raíz.

La violencia familiar, por su parte, es el drama invisible que carcome desde adentro. Con incrementos notorios en denuncias –parte de las 233 carpetas del primer trimestre, un 19.4% más que en 2024–, este delito revela las grietas sociales agravadas por la inestabilidad económica .Mujeres y niños, los más afectados, denuncian golpes y amenazas en un contexto donde la pandemia dejó secuelas profundas, y la falta de refugios locales agrava el ciclo.

No todo es fatalidad, claro. Puebla capital y el estado entero muestran rebotes en algunos indicadores, como el robo a casa habitación (-14.3%) o a transeúntes (-9.1%) gracias a operativos federales. Pero en Tepeaca, el problema es endémico: el robo de combustible no solo genera violencia, sino que corrompe tejidos sociales, atrayendo pandillas que diversifican en robos y extorsiones. La Secretaría de Seguridad Publica estatal reconoció esto al priorizar el municipio junto a Tecamachalco y Amozoc, pero ¿dónde están los resultados tangibles? El marzo de 2025, con 92 denuncias –20 más que en 2024–, fue el pico que rompió cualquier ilusión de control

Resumiendo , en 2026 Tepeaca necesitará más que patrullas y discursos: urge una estrategia integral de los tres ordenes de gobierno que integre prevención social, como programas contra la violencia familiar en escuelas y centros comunitarios, ademas de acciones contundentes contra el crimen organizado. Porque si 2025 cierra con Tepeaca como epicentro de robo de combustible y hurtos, no será solo un año perdido, sino un futuro robado a las generaciones que heredarán estas calles.

La paz no se decreta; se construye generando condiciones para ello.

Al tiempo.

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