El pasado 24 de diciembre , en vísperas de que miles de familias se disponían a celebrar la tradicional cena de Noche Buena , una trágica noticia impactó y sacudió por completo a toda entidad poblana y buena parte de país: La muerte en accidente aéreo de la gobernadora poblana Martha Erika Alonso Hidalgo y el senador de la República Rafael Moreno Valle.
Aquella tarde del pasado lunes ,la incredulidad y estupor hicieron presa de los poblanos que se negaban a creer que su primera gobernadora electa democráticamente y el senador Rafael Moreno Valle hubieran fallecido en un inexplicable accidente aéreo en uno de los helicópteros supuestamente más seguros que existen.
Lo que se diga después de esa trágica fecha pasará a segundo término porqué a final de cuentas Martha Erika, la primera gobernadora poblana en funciones,no podrá materializar su añorado Hospital de Especialidades Para Adultos Mayores como tampoco podrá estar presente para elevar la calidad de Vida de miles de poblanos a los cuales prometió mejores condiciones de salud.
Lo mismo se podrá decir de un contrapeso importante en el senado, como lo fue el líder de los diputados panistas, Rafael Moreno Valle,que con sus iniciativas y controversias constitucionales se había ganado el respeto entre las otras bancadas en el palacio legislativo de Xicoténcatl.
En contrataste el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, como siempre ,tarda en reaccionar y actúa como el presidente de MORENA más no de la República.
López Obrador parece que aún no ha comprendido la importancia de su elevado cargo y que la campaña electoral hace meses que quedó atrás.
A pesar de que los resultados electorales avalaban de manera irrefutable el triunfo la primera mujer gobernadora en Puebla ,López Obrador nunca reconoció el triunfo legítimo de Martha Erika Alonso , la ahora difunta y más breve gobernadora de Puebla.
La misma elección en la cual Él arrasó en Puebla.
Nunca mandó a un representante federal a su toma de protesta ,lo cual fue considerado berrinche mesiánico de alguien que no acepta más victorias que las que obtienen.
Sólo cuando el ejecutivo federal se entero el trágico accidente ,la nombró gobernadora de Puebla .De vergüenza y pena ajena.
López Obrador tenía la obligación , por el cargo que tiene , de haber asistido a las exequias fúnebres de una gobernadora y de un senador de Puebla. Su cargo como presidente de la República se lo exigía para acompañar en el duelo a los familiares y a los representantes de los poderes locales. Los insultos que se dieron eran irrelevantes ante los hechos.Era su deber estar en Puebla en ese momento.
Todo mundo coincide en que en momentos de crisis como el que se vive por Puebla, el Presidente debió haber tenido mayor estatura moral y nobleza de espíritu que sus contrincantes partidistas. Para eso es Presidente; para unir y reconciliar y tender la mano en un país desconcertado que busca luces y liderazgo.
López Obrador no comprende su papel y tal parece no lo comprenderá.
Ni mezquinos ni neofascistas, sólo mexicanos que buscan la reconciliación y la Paz en una turbulenta y dividida entidad poblana.
Las pifias de López Obrador, como a Peña Nieto y Felipe Calderón , lo marcarán todo su sexenio.Al tiempo.